La hipertrofia o creación de nuevo tejido muscular, es un fenómeno muy complejo. Para que se produzca, el cuerpo tiene que tener un motivo para hacerlo, un porqué, una razón o estímulo que le haga interpretar que necesita ese nuevo tejido magro.
La naturaleza del cuerpo humano no está diseñada para tener un gran tamaño muscular con un bajo porcentaje graso. Está diseñado para sobrevivir.
El tejido muscular es necesario para una buena calidad de vida, pero una cantidad necesaria no es una gran cantidad masa muscular como pretende el fitness.
¿Por qué? Porque el tejido muscular es caro de mantener. Consume mucha energía mantener la masa muscular, por eso el cuerpo (diseñado para sobrevivir cuando hay escasez de alimentos como sucedía hace miles de años) no construye más de la que necesita. Sería un lujo.
Por eso hay que entrenar con pesas, con cargas pesadas. Para que el cuerpo no lo entienda como un lujo superfluo, sino como una respuesta a un requerimiento diario de fuerza, resistencia, potencia… Dicho de otra forma, entrenar es como mandarle un mensaje al cuerpo, es un estímulo. Esto es: lo estimulas a que se reprograme en una forma favorable para construir masa muscular. Sin ese estímulo (entrenamiento con cargas) no creará masa muscular nueva, porque no cree tener motivos para hacerlo.
Cuando en el gimnasio, el parque o en casa se somete al cuerpo a actividad física, se provoca la aparición de cierta fatiga y, si la selección y ejecución de ejercicios es adecuada, provocamos daño muscular. Rompemos fibras.
Es por eso que debemos entender el principio de la súper-compensación en el entrenamiento deportivo.
Esto no es más que un proceso biológico con el que el cuerpo se va adaptando al ejercicio. Es un mecanismo por el cual, a medida que vamos entrenando de forma habitual, el cuerpo desarrolla una capacidad de almacenar más energía. Gracias a esta cualidad, la misma cantidad de esfuerzo, cada vez nos supondrá menos fatiga, o lo que es lo mismo, para igualar la fatiga de la sesión anterior, tendremos que aumentar la carga o peso. Mediante este proceso, nos vamos haciendo cada vez más fuertes.
De igual manera que con la fuerza, con la hipertrofia. Rompemos fibras, y por súper-compensación, el cuerpo las reconstruye con mayor densidad, mayor tamaño. A más fibras rompemos, más súper compensamos, es decir más sarcómero (fibrillas musculares) iremos ganando. Por tanto ¿Qué tiene que hacer un entrenamiento? Romper fibras y fatigarnos.
Si posterior a ese entrenamiento, la alimentación y el descanso son adecuados, el cuerpo podrá cumplir ese cometido de súper-compensación. Sin un buen descanso y un balance calórico o energético óptimo, no podemos esperar ese resultado.